
Juan Eduardo García-Huidobro es elegido Premio Nacional de Ciencias de la Educación 2023
- El profesor y doctor en Educación y Filosofía fue reconocido por su aporte a este campo en los últimos cincuenta años, donde destacan su labor en el desarrollo de políticas públicas y por ser precursor del debate sobre la segmentación e inequidad del sistema educativo.
- El galardonado trabajó en el Ministerio de Educación, donde participó en el diseño y dirección del Programa de las 900 Escuelas, en la Coordinación de Educación Básica del programa de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación (MECE Básica), y fue Jefe de la División de Educación General.
Aires (1963) y licenciado en Educación y profesor de Estado en Filosofía en la Universidad Católica de Valparaíso (1972). Además, es profesor emérito de la Universidad Alberto Hurtado.
El jurado basó su decisión considerando su relevancia para la educación en Chile en los últimos cincuenta años, su aporte a las políticas públicas para el desarrollo de una educación más justa y equitativa, y por promover el fin de las prácticas de exclusión. Además, se tuvo en cuenta su obra intelectual, su dedicación a la formación de profesores, su apoyo al diseño de políticas públicas y su participación en diversas comisiones y espacios de debate.
García-Huidobro inició su labor docente en los años sesenta, siendo profesor en los Colegios San Ignacio Alonso Ovalle (1964-1966), del Liceo Alemán (1967) y del Colegio Marshall (1967-1972), además de ser asesor pedagógico de la FIDE. En 1969 se incorporó al Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE), donde contribuyó a experiencias de formación no formal, participando en procesos de educación popular, en contacto con Paulo Freire.
En los 90 se incorporó al Ministerio de Educación, donde participó en el diseño y dirección del Programa de las 900 Escuelas y en la Coordinación de Educación Básica del programa de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación (MECE Básica). Además, fue Jefe de la División de Educación General del Mineduc y dirigió la preparación del Programa de Educación y Capacitación Permanente. Los temas de calidad y equidad fueron los ejes de todos los programas ministeriales en los que participó.
En el ámbito académico y en la formación de profesores, en los años 70 y 80 fue profesor y directivo en la Universidad Católica y en el CIDE. En los 90 fundó la Facultad de Educación que integra el CIDE a la Universidad Alberto Hurtado, que se distingue por el carácter dual de la formación y la relación entre escuela y academia. Ha dirigido magíster y doctorados en universidades chilenas y extranjeras, como Lovaina, University College of Cardiff (Gales), Sherbrooke (Canadá) y San Andrés (Argentina). También realizó estudios sobre la relación entre educación, política y cultura y contribuyó a consolidar el concepto de comunidad escolar como lo entendemos hoy.
Además, presidió el Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación, formado por la Presidenta Bachelet en 2006; participó en las comisiones ministeriales para el mejoramiento del SIMCE en 2003 y en 2014; fue consultor de reformas educativas en la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación (OEI) entre 2008 y 2012; y fue miembro del Consejo de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (2015 y 2018).
La historia del Premio Nacional de Ciencias de la Educación
El Premio Nacional de Ciencias de la Educación se rige por la Ley N° 19.169 de 1992. Existe desde 1979 y reconoce a quienes destacan por su aporte al desarrollo de la educación, en cualquiera de sus niveles, o a las ciencias de la educación. Es decir, destaca tanto el ejercicio como la generación de nuevo conocimiento en el campo. Su primer merecedor fue el profesor Roberto Munizaga Aguirre, a quien le han seguido figuras como Mabel Condemarín Grimberg (2003), Mario Leyton Soto (2009) y Beatrice Ávalos Davidson (2013).
Este premio se concede cada dos años. Quienes obtienen la distinción, reciben un diploma firmado por el ministro de Educación, además de una suma que asciende a $23 millones por una sola vez, y una pensión vitalicia mensual que equivale a 20 Unidades Tributarias Mensuales.